Según van pasando los años y nos adentramos más en la comprensión del proyecto de Espacios Familiares, nos damos cuenta de que la participación de las familias es un pilar fundamental.
“La familia es el marco donde la persona se desarrolla, construye su personalidad, y donde adquiere y desarrolla las capacidades afectivas, comunicativas y de conocimiento. Es el soporte esencial y básico que necesita toda persona para llevar a cabo su proceso de socialización, incorporando normas y valores, que irán configurando su comportamiento social. La familia es la que da apoyo emocional necesario para tener ganas de actuar y cada niño y niña se mueve en un núcleo emocional intensamente educativo“ (1).
Por tanto, cuando decimos que la finalidad de los Espacios Familiares es mejorar la calidad las vivencias de las niñas y niños desde su nacimiento hasta lo tres años, estamos diciendo que además de estar centrados en ellos y ellas, están también orientados a las familias y se enriquecen con las distintas visiones sobre la crianza y los diferentes criterios que éstas tienen a la hora de educar. Por otro lado, cada familia encuentra en los Espacios referentes a la hora de comprender los procesos de desarrollo que viven sus hijos e hijas en estas edades en las que se da la mayor mielinización de las conexiones neuronales. Además de poder compartir dudas, dificultades e ilusiones con otras familias y las profesionales que acompañan.
Las niñas y niños por su parte, descubren un entorno seguro, estimulante y motivador, un lugar preparado para jugar que les ofrece múltiples aprendizajes en un momento de su vida en la que las experiencias sensoriales y motrices son fundamentales. La organización del espacio y el tipo de material permite que ajusten su juego a su momento evolutivo y a sus necesidades de descubrimiento y manipulación, sin tener que vivir un proceso prematuro de separación familiar.
Al contrario, en el Espacio encuentran otras familias con otros niños y niñas en una horquilla de edad más amplia, que en las escuelas, dando lugar a relaciones más abiertas de atención y respeto de unos hacia otros.
En este microsistema, las profesionales que acompañamos tenemos la misión de crear las condiciones en las que se pueda dar lo anterior y dar protagonismo a los que de verdad lo tienen:: a las familias confiando en su competencia y favoreciendo la posibilidad de observar el juego de sus hijos e hijas en relación con sus iguales y a los pequeños respetando su juego libre y autónomo y reforzando los vínculos afectivos con sus figuras de referencia.
(1) Cita sacada del artículo de Susana Fúster y Mercé Bonastre Una experiencia amorosa con las familias