LA OPOSICIÓN, UNA ETAPA NECESARIA Y PASAJERA

La oposición en los niños y niñas debe ser considerada como una necesidad de afirmarse, aunque sea de manera negativa. Este deseo de afirmación es sano, el niño y la niña se afirma contra cualquier cosa mediante la oposición verbal o resistencia pasiva. 

Este proceso de adquisición de la autonomía llega a su punto culminante hacía la edad de 2 a 3 años y resurge intensamente en la adolescencia. 

Los niños y niñas por propia experiencia a partir del segundo año de vida comienzan a percibir el valor y el poder del “NO” por el uso que hacen de él los adultos, es una palabra mágica que detiene, que permite tener el control. El “no” ejerce un poder en el entorno. Hace reaccionar a las personas adultas. 

El niño dice NO, por muchas razones, no podemos saberlas todas, pero lo que si sabemos que no lo hace por fastidiar al adulto. 

Algunas razones son: necesita conseguir su autonomía, hacerse mayor, construir su identidad. El “NO”, le permite liberarse de la influencia del adulto, ser independiente, capaz por sí mismo. EL “NO” ES LA PRIMERA AFIRMACIÓN DE SI MISMO CONSCIENTE.  Al oponerse los niños y niñas crean una distancia entre ellos y la persona adulta. Manifiestan así su voluntad de ser únicos y diferentes. Tienen una necesidad de autonomía y de construir su identidad que se traduce en “yo puedo”, “yo sé”, “yo soy capaz”.

La oposición a los límites del adulto le permite también observar como reacciona éste cuanto él intenta traspasar un límite. 

Es necesaria una actitud de comprensión por parte de la familia del momento de desarrollo en el que se encuentra su hijo/a, es difícil para un niño/a renunciar a sus deseos inmediatos. Necesita tiempo y un adulto firme que sepa contenerle si no puede hacerlo por sí mismo. 

Con la oposición verifican la validez y estabilidad de los límites que le pone el adulto “eso que ayer no era posible, ¿puede serlo hoy?

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA FACILITAR LA NECESARIA VIVENCIA DE LA OPOSICIÓN AL ADULTO MINIMIZANDO LOS CONFLICTOS?

No todos los límites, las normas, tienen la misma importancia, no es lo mismo “no coger cosas del suelo”, que “no salir de la acera”. Sería conveniente seleccionar los límites esenciales de seguridad y bienestar y con todos las demás abrir la posibilidad de negociar, de poder elegir, dar opciones, siempre que la situación lo permita. Los adultos tenemos que tener claro las reglas o límites que pueden tener margen a la negociación y las que no.

Algunas ideas: 

  • Como adultos no impacientarnos, no tener prisa, no subir el tono.  Las prisas generan mala resolución de los conflictos los niños y niñas necesitan tiempo. 

 

  • Favorecer las ocasiones en las que los niños y niñas tienen libertad para elegir, puedan decidir por sí mismos. «Por ejemplo elegir entre dos camisetas»
  • Los niños y niñas necesitan explicaciones y mensajes claros y precisos sobre nuestras expectativas. Explicar  simple y claramente lo que esperamos de ellos juega un papel muy importante, a través de una actitud firme, afectuosa y empática, entender lo que está sintiendo el niño y expresarlo: “entiendo que para ti es difícil dejar de jugar, pero ha llegado el momento de descansar, voy a prepararte la habitación y ahora vuelvo a buscarte para ir a dormir”. Evitar los tonos suplicantes que invitan al desafío,  la argumentación cuando no puede escuchar y los autoritarismos. Es importante anticipar a los niños y niñas lo que va a ocurrir para que puedan prepararse y mantener una regularidad (horarios, secuencia de actividades…).  
  • “Ser modelo” de lo que pedimos a los niños y niñas que hagan (“pedir, no quitar”, cuidar el tono de voz”, “recoger los objetos con ganas y placer” …). 
  • No consentir las acciones desmesuradas de los niños y niñas, que le pongan en peligro a él o a los demás (golpearse contra el suelo o la pared, lanzar objetos…). Hay que decirle que pare una vez, y si no lo hace pararle, impedir que lo siga haciendo, expresando claramente “esto no te lo voy a permitir”.
  • Mantenerse firme en el límite que se ha puesto, si este no es negociable, no sucumbir a las exigencias de la “crisis”. Si por gritar mucho el niño o la niña consigue lo que quiere, le estamos mostrando que esa es la manera de lograr lo que quiere y repetirá esta acción. 
  • Favorecer la autonomía, permitirle hacer por sí mismo todo lo que pueda, ofrecerle la mínima ayuda. No le sustituyamos en aquello que puede hacer. 
  • No esperar a poner el límite cuando el adulto ya está crispado, los niños ajustan su tiempo de reacción a la tolerancia de los adultos. Cuanto más tardemos en poner el límite más nos hará esperar el niño. 
  • Pedir a otro adulto que intervenga cuando os sintáis desbordados
  • Apoyar el comportamiento correcto de los niños y niñas, en tono objetivo y con pocas palabras: “has colocado los juegos en la estantería”.  Pone en palabra la acción adecuada del niño/a.
  • Acoger las acciones de los niños y niñas sin juicios y ayudarles a reorientarlas cuando no son adecuadas (por ej. un niño que golpea con un martillo de madera el xilófono, se le propone golpear con el martillo en el juego preparado a tal fin”). De esta manera estamos apoyando el deseo del niño de golpear, y se le sugiere una manera no destructiva. 
  • Puede ser útil en algún momento la ruptura del contacto. Durante un lapso no atiende al niño/a que se comporta de manera inadecuada, así el niño/a tiene la sensación de que no le presta atención

Los conflictos de OPOSICIÓN se pueden convertir en TIEMPOS PARA LA NEGOCIACIÓN, ofreciendo la posibilidad al niño de tomar decisiones dentro de un marco que sea seguro para él, pero sabiendo que hay decisiones que no corresponden a los niños y niñas. Es importante que los adultos respaldemos la necesidad de afirmación de los niños y niñas, asegurándoles un ambiente de confianza y estableciendo unos límites. Un marco de vida exento de límites y una libertad total, no le permiten oponerse. 

Bibliografía:

Bourcier S. «La agresividad en los niños de 0 a 6 años», Ed. Narcea, 2012

Tardos A., Vasseur-Paumelle «Reglas y límites, adquisición de actitudes» articulo del libro Claves de la educación Pikler Lozcy, Herrán E., 2018

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