El aula esta distinta esta mañana… no se ve… la oscuridad ha invadido el espacio y el silencio sólo es roto por los sonidos de admiración y sorpresa de los niños al entrar en ella.
Pequeños focos de luz permanecen estáticos en el ambiente y cada uno se dirige hacia el que mas le llama la atención.
Algunos optan por una pequeña mesa de luz con materiales de colores de diferentes tamaños y formas, los alinean, clasifican por colores, inventan historias en donde aparecen autobuses, cocinan diferentes platos, hablan de los efectos de la luz sobre los distintos objetos.
Otros descubren animales pegados a un palo que aparecen debajo de un foco azul, al levantarlos descubren como hacen «sombra», deciden acercarlos y alejarlos «es grandeeee, es pequeñooooo», narran pequeñas historias, el pájaro no puede volar, el león se come al burro.
Siguen investigando el espacio y descubren una pequeña mesa con linternas…las utilizan para enfocar aquellas zonas q reconocen como nuestro espacio cotidiano
Jugar en la oscuridad durante estas edades ayuda a superar momentos de inseguridad y miedo producidos por la transformación.
Esta experiencia que acabamos de relatar se ha producido gracias a un elemento muy singular que hemos introducido en el aula, LA MESA DE LUZ.
La mesa de luz es un recurso que hemos descubierto gracias a las escuelas infantiles de Reggio Emilia. Loris Malaguzzi pedagogo y creador de este reconocido proyecto del norte de Italia, tenía una imagen de niño como capaz, competente, curioso, con un gran interés por descubrir el mundo, constructor de su propios aprendizajes, siempre que tenga a su lado un adulto que acompañe sus procesos. Con esta mirada a la infancia realizó una investigación muy importante sobre la influencia del ambiente en la construcción de los aprendizajes, creando y recuperando para la escuela muchos recursos que plantearan retos creativos, imaginativos, cognitivos,… a los niños y niñas alejándose de los recursos de la escuela tradicional.
La mesa de luz es muy interesante por sus propiedades estéticas y por su capacidad de generar experiencia estética, invita a los niños a realizar un proceso creativo con la luz. Surge la sorpresa, el interés, la atención, la concentración, y la sensibilidad por lo artístico, porque la luz transforma los objetos, transforma el ambiente, ofrece a los niños la transformación del ambiente cotidiano, y la oportunidad de expresarse con otro de sus 100 lenguajes.