La Importancia del Lenguaje

La importancia del lenguaje

LA IMPORTANCIA DEL LENGUAJE AL INICIO DE LA VIDA

En la transcurso de la primera infancia el niño va encontrándose con la experiencia de la vida. Se trata del tramo vital fundamental, ya que a lo largo de éste deberán tener lugar una serie de operaciones imprescindibles para que en ese ser vivo que acaba de llegar al mundo pueda advenir un sujeto capaz de hablar, de desear, de amar, de relacionarse con su cuerpo y con los otros, de hacerse un lugar en el mundo.

Todo bebé nace prematuro, ya que para poder vivir necesitará de un otro que lo reciba, que se haga cargo de él, que le cuide, que le sostenga en la vida. Se establecerá así el primer lazo entre ese bebé y el Otro. Ese Otro es un lugar ocupado por quien será el Otro primordial para ese bebé, es un lugar generalmente ocupado por la madre.

Se trata del vínculo primero y primordial para ese ser que acaba de nacer, no solo porque el Otro le proporcione los cuidados necesarios, sino porque por medio de éstos le podrá transmitir el lugar que ocupa en su vida. Esos signos que al niño le llegan del Otro dejará marcas indelebles en él, y serán los cimientos sobre los cuales se formará su ser.

El lazo primero

La prematuración del bebé hará que al comienzo el lazo entre él y su Otro primordial sea de alienación. Al mundo se llega solo pero solo no se puede entrar en él, para esto será necesario que el bebé se aliene al Otro.

Solo no puede, no cuenta aún con recursos físicos ni psíquicos para esto:

  • no puede valerse por sus propios medios, su organismo no ha madurado aún para ello
  • tampoco cuenta con el lenguaje, lo que hace que aún no haya entrado en el mundo simbólico, ese mundo que tiene un modo de funcionar determinado. El Otro para él es el “tesoro de las palabras”
  • tampoco tiene ninguna regulación de su cuerpo todavía

Toda esta insuficiencia hará que el niño se aliene a este Otro que lo cuida y lo ama (o no), por lo que al comienzo no estará claro para el bebé adonde está el límite entre él y el Otro, entre su cuerpo y el del Otro. Este límite se establecerá a posteriori, al tener lugar la segunda operación fundamental de estos primeros tiempos de la vida: la separación.

La alienación, primer lazo del niño y el Otro, es necesaria para dar luego lugar a la separación. Solo así, ese bebé podrá devenir en un sujeto único, capáz de amar, desear, gozar…

La manera en que estas operaciones se vayan produciendo para el niño, cómo pueda alienarse y luego separarse del Otro, no es sin relación a la manera en que su madre y/o su padre vayan transitando esto, ya que según como ellos lo vayan viviendo podrán favorecer u obstaculizar los procesos que el niño está llevando a cabo.

Muchas veces, en madres y padres que consultan por dificultades de su hijo/a para separarse, encontramos que quien realmente está resistiéndose a eso es la propia madre o el propio padre, muchas veces sin saberlo.

La importancia del lenguaje

Vía las palabras

Para que de ese bebé que llegó al mundo pueda devenir un sujeto único, capáz de amar, desear, gozar, es necesario que las palabras de los otros que lo sostienen en la vida incidan en su cuerpo. Vía las palabras que el Otro le propicia le transmitirá el lugar que le ha dado en su vida, en su deseo, cuestión fundamental para el lugar en el mundo que luego ese ser pueda hacerse.

El Otro va envolviendo con sus palabras a ese bebé desde antes de nacer. Le elegirá un nombre propio cargado de sentido, luego irá dando significados a las distintas cosas que el niño haga, a los llantos, a los gritos, a las sonrisas y sus miradas. De esta manera, las palabras del Otro irán envolviendo a ese ser que está en plena formación.

Las palabras, su sonido y sus sentidos, irán afectando el cuerpo del bebé, pasando éste de ser un ser vivo a ser un ser de lenguaje. El lenguaje es lo que nos diferencia de las demás especies, la experiencia de hablar y ser hablados por otros, y las marcas que esas palabras dejan.

Salir de la alienación al Otro, separarse de éste, le permitirá al niño/a apropiarse  del lenguaje. El lenguaje pasará de estar ubicado solo en el Otro para empezar a ser algo propio de lo que servirse.

Que un niño “empiece a hablar” no es solo una cuestión de aprendizaje, como tampoco sirve sólo con fines comunicativos.

Que un niño hable le permitirá empezar a situarse en el mundo, hacer lazos con otros, empezar a regular su cuerpo a la par que ir formándose una imagen del mismo y constituyendo su yo.

Hablar y ser hablado, y las marcas que estas palabras dejan en cada ser irán haciendo a la singularidad de cada uno, lo que hará de cada niño/a un ser único e irrepetible.

Celeste Stecco

Psicoanalista

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