COMIENZO DEL CURSO EN ESPACIOS FAMILIARES LOS 100 LENGUAJES. UNA INCERTIDUMBRE CARGADA DE ESPERANZA

Incertidumbre y miedo son quizás los dos sentimientos que mayoritariamente nos embargan a todos y a todas en estos momentos. Incertidumbre por no saber lo que va a pasar mañana y miedo a cómo nos va a afectar la actual situación de repuntes a cada uno de nosotros/as tanto individual como comunitariamente.

Sin embargo, la incertidumbre por sí misma no es mala siempre que nos lleve a una actitud proactiva, poniendo más atención en el presente, en mejorar como personas y cómo profesionales en los cuidados que queremos dar y en los acompañamientos que queremos hacer. El miedo, en sí mismo tampoco es negativo. Nos ayuda a estar alerta, a prevenir y a poner lo mejor de nuestra parte para estar bien y que los que nos rodean también lo estén.

Empezamos el curso en los Espacios Familiares, como siempre, acompañando a los niños y niñas y a sus familias en un espacio de juego y relación. Cambiando la incertidumbre y el miedo por la responsabilidad de un hacer muy estudiado, donde los principios que guían nuestro proyecto se sigan manteniendo a la vez que se den las medidas de seguridad e higiene que colaboren en la contención de este virus y en la tranquilidad de todas y todos.

Para ello, además de las medidas de limpieza del espacio e higiene de los materiales que siempre hemos tenido, empezamos las propuestas de este curso:

  • Reduciendo el número de participantes en cada sesión.
  • Aumentando el número de puntos de gel hidroalcohólico para poder mantener las manos limpias en todo momento.
  • Incorporando un punto de higienización del calzado en el hall.
  • Manteniendo un espacio individual y desinfectado para que cada familia pueda dejar con tranquilidad sus pertenencias.
  • Estudiando la calidad y organización de los materiales que ofrecemos a los niños y niñas para seguir promoviendo un juego rico y autónomo sin merma de su seguridad higiénica.
  • Diseñando el espacio para facilitar la distancia social mínima entre los adultos.
  • Favoreciendo que los grupos sean estables y así poder realizar los seguimientos oportunos (si fuera necesario).
  • Estableciendo la obligatoriedad de la mascarilla para los adultos dentro del espacio

Creemos que los niños y niñas de 0 a 3 años tienen derecho a encontrar espacios y tiempos, complementarios al hogar, donde desarrollarse a través de su propia acción sin coartarles por miedo a que entren en relación con sus iguales.  También las familias, tienen derecho a enriquecer su red de relaciones de cuidado volviendo a restituir la confianza en la construcción de respuestas ajustadas al momento que nos toca vivir. Espacios sin prisa donde seguir poniendo a la primera infancia en el centro.

Comenzamos el curso en Espacios Familiares con ilusión, aprendiendo a elaborar, como dice J. Rogero, pequeñas certezas para controlar los riesgos y los miedos que hagan posible seguir caminando.  Estaremos en los horarios de siempre, que podéis consultar en nuestra web, haciendo nuestra la frase de M. Luther King: “Incluso si supiera que mañana el mundo se desmoronara, igual plantaría mi manzano”

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COMIENZO DEL CURSO EN ESPACIOS FAMILIARES LOS 100 LENGUAJES. LOS PROYECTOS DE ACCIÓN EN LA PRIMERA INFANCIA

En el Espacio de Juego y Relación 1-3, es fundamental la compañía de la persona adulta de referencia. Sentados en un taburete mamas, papas, a veces una abuela o alguien que ejerce la función de cuidadora observan cómo las niñas y niños juegan en el espacio. No intervienen en sus decisiones en cuanto a los materiales con los que quieren jugar o cómo organizan sus acciones. Solo están atentos a como juegan o a si necesitan algo. Con la mirada y con la palabra les dan la seguridad que necesitan para moverse y relacionarse con libertad.

 Sorprende mucho ver cómo en la casita realizan imitaciones de las acciones relacionadas con los cuidados que ven en casa: hacen que cocinan, que lavan los platos….ponen la mesa.Algunos/as aunque son muy pequeños para sentarse a la mesa (porque están todavía en la conquista de su propio equilibrio y en el dominio de su motricidad) repiten y repiten, sin la ayuda de nadie, los movimientos que les permitirán sentarse pronto. Su cerebro registra cada uno de esos movimientos aprendiendo los que son más eficaces para su “proyecto de acción”.

A lo largo de la sesión se pueden ver muchos proyectos de acción de los niños y niñas con los materiales: juegos pre-simbólicos con los collares y las cadenas, colección de piezas que son iguales, deslizamientos en el tobogán, trepar en la pirámide….Solo hay que observar muy atentos y no interferir en el juego con ninguna directriz.

Esos proyectos no tienen nada que ver con nuestras expectativas de personas adultas, sino con su propia competencia y su búsqueda de conocimiento a través de los objetos “que puedo hacer con esto”.

Respetar esos pequeños proyectos, que en cada niña y en cada niño son diferentes, es facilitarles el camino de la construcción de su autonomía y de su pensamiento.

¡Y todo esto se puede lograr a través del juego y la seguridad emocional en la persona adulta!

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