El Pensamiento Lógico-Matemático

El pensamiento lógico-matemático

EL PENSAMIENTO LÓGICO-MATEMÁTICO EN LOS PRIMEROS AÑOS DE VIDA

“Las matemáticas forma parte de la vida cotidiana de los niños y niñas desde edades muy tempranas”, frase del  libro “Vivir las matemáticas” de  Mª Antonia Canals, maestra y licenciada en Ciencias Exactas.

¿Qué significa esta frase en el día a día de los niños y niñas de 0 a 3 años y en su proceso de desarrollo?

La actividad autónoma y el juego libre que los niños y niñas realizan desde los primeros meses de vida, la exploración de los objetos con todos los sentidos les permiten descubrir desde bebés las cualidades de esos objetos (tamaño, forma, peso,.. ) desarrollando acciones que activan su pensamiento y que le llevan a ajustar la acción a las características de esos objetos que están manipulando. De este modo un pensamiento matemático vivo donde el cálculo es un instrumento de acción sobre las cosas (calculan por ejemplo como tienen que agarrar cada uno de ellos según su forma).

El pensamiento lógico-matemático está en estrecha relación con las acciones que realizan el niño y la niña con su propio cuerpo, los objetos, en relación con los otros. Algunos ejemplos:

  • Las cantidades 1 y 2 son descubiertas muy pronto por los niños y niñas muy pequeños  porque las descubren en su propio cuerpo: lo primero las dos manos, herramientas fundamentales para la manipulación de los objetos, la boca, dos ojos, dos pies,…
  • Un bebé que manipula dos pelotas, encuentra semejanzas en el color, en la dimensión, en el olor. A su vez, las puede comparar con otras pelotas diferentes y si las lanza puede observar si tienen iguales o diferentes desplazamientos.
  • El movimiento libre les permite desplazarse por el espacio, construir las distancias, vivenciar los conceptos cerca lejos, descubrir los desniveles, experimentar el arriba-abajo, dentro-fuera, conquistan el espacio primero en el plano horizontal y después desde la verticalidad. Les aparta otro punto de vista de la realidad, “mirar desde arriba”, la forma de los objetos, las posiciones y las relaciones entre ellos, son un nuevo descubrimiento.
  • Esta vivencia corporal del plano vertical la trasladan a los objetos, por ejemplo las construcciones, en las que se pone en juego la relación entre las distintas piezas, el equilibrio, el peso, …
  • Las actividades de la vida cotidiana como “poner la mesa”, les obliga a realizar correspondencias un plato, un vaso, un cubierto, una servilleta, para cada comensal constituye para los niños y niñas una operación matemática compleja para su edad, ¿sobran? ¿faltan?, ¿están todos?…
  • A través de la relación con los objetos van descubriendo las características de los mismos, las semejanzas y diferencias y realizan clasificaciones en base a distintos criterios, por ejemplo: color, forma, tamaño, … y otros que ellos mismos descubren.

Estas sencillas experiencias y otras que practican en la vida diaria les aportan un bagaje fundamental para poder ir complejizando las experiencias matemáticas.

Los niños y niñas desarrollan todos estos conocimientos a partir de la actividad autónoma y el juego libre, pero necesitan que los adultos que les rodean (familia y profesionales) les preparemos un contexto de juego bien equipado para que puedan hacer sus descubrimientos, con una selección de objetos y materiales que les permita explorar distintas texturas, distintas formas, distintos tamaños, distintos materiales,… y que estén disponibles para acompañar estos descubrimientos poniendo palabras que les ayuden a construir los conceptos (“veo que has hecho una torre muy alta”, “Has lanzado la pelota y se ha ido lejos”, pero sin decirles lo que tienen que hacer, ellos saben y pueden, son personas competentes para el nivel de desarrollo en el que se encuentran

Permitir y acompañar estas experiencias haría que muchos niños y niñas tuvieran menos problemas con las matemáticas en edades posteriores.

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